Los amigos de Oliva, Capitulo 1, episodio 1
Héctor Rodríguez Colmenero
La renuncia del exgobernador Juan Manuel Oliva Ramírez al PAN no es un hecho menor. Se trata de un golpe simbólico y estructural a un partido que lleva años tratando de sostenerse sobre los cimientos de un liderazgo que, aunque a menudo criticado, también fue pieza clave para edificar la hegemonía blanquiazul en Guanajuato. Y es que Oliva no solo fue gobernador: fue operador, arquitecto político y figura de poder que definió el rumbo del panismo durante más de una década.
Una historia que pocos conocen:
Basta recordar cómo, tras su mandato, fue él quien decidió que Miguel Márquez Márquez lo sucediera. Esa decisión no fue tomada en la cúpula nacional ni en un comité formal: fue gestada en una comilona cuidadosamente organizada por la asociación “Diálogos X Guanajuato” en un hotel ubicado en Cuevas, en la capital del estado. Esta agrupación surgió tras la derrota de Daniel Chowell Arenas en su intento por ganar la alcaldía de Guanajuato capital, en un momento donde el PRI, con Niceforo Guerrero, recuperaba terreno.
El grupo —liderado precisamente por Chowell— se propuso generar un contrapeso político real. Y lo lograron. Aquel evento en un hotel de la comunidad Cuevas del municipio de Guanajuato esperaba recibir a 2,000 personas, pero llegaron 4,500 ciudadanos de todos los rincones del estado. Aquella demostración de fuerza no solo posicionó a Márquez Márquez: fue el punto enblematico que confirmó que el PAN no solo tenía el control institucional, sino también la maquinaria social movilizada. El resto es historia: MMM ganó la gubernatura y con ello se consolidó una red de poder que hasta hoy sigue activa.
Pero ese mismo éxito fue también el inicio de un desmantelamiento interno. La red que impulsó a Márquez se convirtió en una red de conveniencias, donde muchos de los beneficiarios —los mismos que hoy se dicen cercanos a Libia Dennise— comenzaron a explotar sus posiciones para beneficio propio, olvidando el proyecto colectivo. Y no se puede ignorar un hecho clave: si no fuera por Oliva, muchos de esos actores ni siquiera estarían cerca del pode,- en ese «Gobierno de la Gente», así hay muchos propios que seguirán en la nominas, u ofreciendo sus negocios al gobierno de l pero habrá muchos leales que se unieran al proyecto de ex gobernador.
La renuncia de Oliva puede interpretarse como el cierre de un ciclo: el fin del panismo que se construía con base en liderazgos sólidos y lealtades operativas, y la entrada definitiva en la etapa de los intereses personales, los grupos aislados y los pactos tácticos sin visión de largo plazo. A estas alturas, el PAN parece más un conjunto de franquicias internas que un partido cohesionado, reuniones con las bases como la de cuevas jamás se repetirán.